Quizás soy solo yo, pero hace unos días me di cuenta de todas las horas que pasaba en la oficina antes de comenzar a trabajar desde casa. Recuerdo mis cafés por la mañana mientras hacía reportes, o los lonches con mis compañeros discutiendo estrategias chéveres. Y aunque es cierto que estoy cómoda trabajando envuelta en una manta, no puedo esperar a volver a mi escritorio y reirme con mi equipo cara a cara.
Pero sé que no a todos les pasa lo mismo y que volver a la oficina puede ser complicado. Por eso, pensé que estaría bien agregarle calor humano a este espacio. Y no, no estoy diciendo que hay que cambiar los escritorios y los pufs cómodos (los #coworkings revolucionaron los espacios de trabajo); si no de agregar pequeños accesorios como:
Corcho: Un corcho puede ser básico y hasta aburrido, pero es un lienzo en blanco con el que puedes experimentar. Sobre todo, si tienes un clima laboral que lo amerite. Desde colgar fotos de todo el equipo, hasta apuestas o planes a corto plazo. Coloca lo que tú quieras.
Pasacables. Si no está en tu oficina ya, es momento de animar a tu jefe. Los cables son parte de la vida moderna y no nos podemos deshacer de ellos. Es mejor tenerlos juntos y organizados.
Portafolio mecánico: Porque no hay nada como ser diferente. Es perfecto para ir a reuniones y llevar todas tus presentaciones. O como parte de la decoración de la oficina, para darle personalidad.
Porta tazas: No nos vayamos a engañar. Todos tenemos una taza favorita y con un organizador, la podemos tener siempre a mano.
*Un plus #YaNoYa es complementar esto con botes llenos de los dulces favoritos de cada miembro del equipo. La jornada podrá ser larga, pero jamás amarga.
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