Cuando empecé con el diseño de mi cocina me enfoqué en qué material escoger, el color y el diseño de los muebles. Lo tenía todo decidido hasta que me preguntaron si quería sistemas de amortiguación para mis puertas y cajones. No supe qué responder, así que pregunté qué tan importante era y me pusieron este ejemplo:
Imagínate que ya tienes tu cocina lista. Todo es perfecto, así que la empiezas a usar. Al principio tienes cuidado, pero un día estás a contrarreloj y te tienes que preparar el almuerzo. Abres y cierras compulsivamente puertas y cajones. Todo hace ruido porque no estás teniendo cuidado. Y no pasa nada. Pero con el tiempo y el uso, el no tratar bien los muebles termina dañándolos. Te empieza a costar abrir/ cerrar los cajones, y notas que algunas puertas se han descolgado. Es aquí cuando entendemos por qué un sistema de amortiguación o freno es necesario.
Que tus bisagras cuenten con este sistema evitará esos golpes bruscos a la hora de cerrar las puertas de tus módulos. Lo mismo sucede con tus cajones, con un pequeño empuje se cerrarán lentamente.
Con las puertas, depende de si son verticales u horizontales. Para las primeras tienes dos opciones: utilizar las bisagras que vienen con el sistema de freno incluido o colocar un mecanismo externo de freno para que con un pequeño impulso se cierren. Esta última opción es más económica y permite que no modifiques tu diseño. Para las puertas horizontales, tienes el sistema de brazo hidráulico. Es decir, este permitirá que tu puerta se abra, se sostenga y se cierre suavemente.
Puedes consultar más acerca de ellos, escribiendo aquí.
