
Estos son los pasos que tienes que seguir para organizar cualquier espacio
Organizar no es solo poner las cosas en orden: es crear un sistema que te facilite la vida. Se trata de lograr que cada objeto tenga su lugar y que ese lugar tenga sentido dentro de tu rutina. Porque cuando el desorden se acumula, no solo perdemos espacio, también tiempo, energía y, muchas veces, la paciencia.
¿Te ha pasado que estás apurado y no encuentras las llaves? ¿O qué sacas una olla y se viene todo abajo porque el cajón está lleno? Esos pequeños momentos de frustración diaria suelen tener un origen común: la falta de un sistema de organización claro.
La buena noticia es que no necesitas una gran remodelación ni gastar mucho para recuperar el control de tus espacios. Solo hace falta seguir un proceso simple, paso a paso, y tener la disposición de hacer pequeños cambios que generen un gran impacto.
Así que, si estás a punto de meterle mano a ese espacio desordenado, sigue estos pasos que puedes aplicar en cualquier rincón de tu casa: desde la cocina hasta el clóset, pasando por tu escritorio o el baño.
1. Vacía todo y evalúa lo que tienes
Antes de empezar a organizar cualquier espacio ya sea tu despensa, clóset o cajón de cocina lo primero es sacar absolutamente todo. Sí, todo. Verlo vacío puede darte una sensación de caos al principio, pero créeme, es un paso necesario para lograr un orden real y duradero.
Este momento es ideal para hacer una pausa y observar qué tienes realmente. ¿Te has encontrado con ese frasco de especias vencido del fondo del estante? ¿O con una prenda de ropa que ni recordabas que existía? Sucede más seguido de lo que pensamos. Por eso, con cada objeto en tus manos, pregúntate:
- ¿Hace cuánto que no uso esto?
- ¿Está en buen estado?
- ¿Lo necesito o me hace feliz?
Estas preguntas, inspiradas en el método KonMari, te ayudan a tomar decisiones conscientes. Y no se trata solo de “depurar por depurar”, sino de mantener lo que realmente tiene un propósito en tu día a día. Si algo no cumple una función práctica o emocional, es hora de dejarlo ir.
Un tip práctico: ten a la mano tres bolsas o cajas mientras haces esta revisión: una para lo que vas a conservar, otra para donar o regalar, y otra para desechar. Esto agiliza el proceso y evita que lo descartado vuelva al mismo lugar “por si acaso”. Este paso es clave para evitar el desorden en el futuro y, sobre todo, para dejar de acumular cosas que solo ocupan espacio sin aportar valor.

2. Clasifica por categorías
Una vez que ya sabes qué te vas a quedar, toca el siguiente paso clave: agrupar. Clasificar por categorías te ayuda a darle lógica al orden. Agrupar similares con similares no solo hace más fácil encontrar lo que buscas, sino que también te permite darte cuenta de cuánto tienes de cada cosa. Muchas veces, al ver todo junto, te das cuenta de que tienes tres abrelatas o seis camisetas blancas que ni recordabas.
Por ejemplo:
- En la cocina: agrupa los cereales, enlatados, snacks, especias, harinas, utensilios, etc. Así puedes asignarles un espacio específico y acceder a ellos sin tener que revolver todo.
- En el clóset: separa la ropa por tipo y uso. Camisas con camisas, pantalones con pantalones, ropa formal, casual, deportiva… También incluye los accesorios: cinturones, bufandas, carteras.
- En el baño: productos de limpieza, higiene personal, cosméticos, botiquín, etc.
Esta categorización también es muy útil para identificar excesos o ausencias. Si ves que tienes muchas cosas en una sola categoría, puedes evaluar si necesitas realmente todo eso. O, si notas que te falta algo esencial, lo puedes incluir en tu próxima compra.
Un tip extra: usa organizadores o cajas con etiquetas para mantener cada categoría en su sitio. Esto facilita el mantenimiento del orden a largo plazo.
3. Limpia el espacio
Una vez que hayas vaciado completamente el espacio que vas a organizar, es el momento perfecto para hacer una limpieza profunda. No es solo una cuestión de higiene: limpiar te permite empezar desde cero, con una sensación de renovación.
- Elimina el polvo y residuos: Usa un trapo seco o un plumero para quitar el polvo acumulado en repisas, cajones o esquinas.
- Aspira rincones difíciles: Si el área lo permite, una aspiradora pequeña de mano puede ayudarte a alcanzar los rincones que a veces pasamos por alto.
- Desinfecta superficies: Usa productos adecuados según el tipo de material. Por ejemplo, un limpiador multiusos para madera laminada o una mezcla de vinagre con agua para superficies más resistentes.
- Repara si es necesario: Aprovecha este momento para revisar si hay bisagras flojas, estantes inestables o superficies rayadas. Un pequeño ajuste puede hacer una gran diferencia en la funcionalidad.
Este paso es como un “botón de reinicio” para tu espacio. Todo se verá más limpio, pero también sentirás que estás creando una base fresca para organizar de forma más eficiente.

4. Organiza con lógica y funcionalidad
Aquí viene lo divertido: volver a colocar las cosas, pero esta vez con intención. No se trata solo de que todo entre, sino de que tenga sentido para tu rutina. Cuando organizas pensando en cómo usas el espacio día a día, ahorras tiempo, evitas frustraciones y todo fluye mucho mejor.
Algunas ideas que marcan la diferencia:
- Usa contenedores y organizadores: Ya sea para alimentos, ropa, productos de limpieza o accesorios, tener todo agrupado y contenido facilita el orden. Además, se ve más limpio visualmente.
- Etiqueta todo: Sobre todo si usas cajas cerradas o frascos similares. Así no necesitas abrir cada uno para ver qué hay dentro.
- Prioriza el acceso fácil: Coloca al alcance lo que usas a diario y guarda más arriba o al fondo lo ocasional.
- Aprovecha cada rincón: Puedes usar estantes extra, colgadores detrás de puertas, divisores para cajones y bandejas giratorias en esquinas. Los espacios desaprovechados son oportunidades escondidas.
Por ejemplo:
- En la cocina, una despensa extraíble o una alacena abatible te permite ver todo de un vistazo y evitar que los productos se pierdan en el fondo.
- En el clóset, una pantalonera extraíble o separadores de cajones transforman completamente el orden y te hacen ganar tiempo cada mañana.
Recordar que organizar también significa adaptar el espacio a tu estilo de vida: lo que funciona para ti puede no funcionar igual para otra persona, ¡y está bien! Lo importante es que sea práctico y fácil de mantener.
5. Mantén una rutina de revisión
El orden no se mantiene solo. Una vez que organizaste un espacio, lo ideal es que te tomes unos minutos cada cierto tiempo para revisar cómo va funcionando ese sistema. No necesitas hacer una gran limpieza, solo una pequeña revisión que te ayude a detectar si algo dejó de tener sentido o si se acumuló algo fuera de lugar.
¿Qué puedes hacer en estas revisiones?
- Ver si el sistema actual sigue siendo funcional para ti o tu familia.
- Limpiar superficies, repisas o contenedores.
- Eliminar cosas que ya no usas o que hayan caducado (en el caso de la despensa, por ejemplo).
- Reacomodar objetos que se hayan desorganizado con el uso diario.
Puedes hacerlo una vez al mes o cada dos meses. Lo importante es que no esperes a que el desorden te abrume: estos “ajustes de mantenimiento” evitan que tengas que empezar desde cero otra vez.

Conclusión
Organizar no es un fin en sí mismo, sino una herramienta para tener una vida más práctica, eficiente y placentera. Empieza por un espacio pequeño si te abruma. Cada cajón o estante que pongas en orden te dará más motivación para seguir.
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¿Listo para empezar? Escoge un espacio y da el primer paso. ¡Tu yo del futuro te lo va a agradecer!